Ya estamos
en las dos últimas semanas de clase, algo que llevamos buscando desde hace
tiempo pero como todo deseo, conlleva un sacrificio y ese se cumple en los
exámenes.
Llegamos a
la clase y están todos tus compañeros, desde el listillo hasta el nervioso,
pasando por un sinfín de estilos diferentes que es imposible contarlos.
Justo en ese
momento que empiezas a sacar el bolígrafo y el típex, entra la profesora con
una cara en la que piensas “Joder, esta viene a vernos a Septiembre”.
Ahí es
cuando todos tus compañeros se ponen nerviosos y sacan las chuletas que la
clase automáticamente parece una carnicería recién abierta y la profesora
empieza a repartir el examen.
En ese
momento empiezas a rezar todo lo que sabes para que sea fácil pero por mala
suerte no te sabrás nada porque has estado de fiesta o de los nervios se te ha
olvidado todo.
Yo he
llegado a una conclusión de que te puedes haber repasado todo el libro y cuando
digo todo es todo excepto un párrafo, un solo párrafo que cuando te das cuenta
en el examen vale seis o siete puntos y acabas de enterrarte vivo y pensar que
te sentenciaste hasta Septiembre, adiós Verano, adiós campamento, adiós playa y
sobre todo adiós Sol porque no lo volverás a ver hasta Septiembre.
La maestra
empieza a dar vueltas para comprobar que nadie usa chuleta, y de treinta que
somos en la clase me llaman la atención a mí porque ve un papel tirado al lado
de mi mesa que simplemente ponía un número de móvil y eso que el examen es de
Lengua Castellana.
Cuando has
respondido a todas las preguntas que podías excepto la del dichoso párrafo que
no estudiaste, después de haber mordido los tres bolígrafos, el cuello de tu
camiseta, las uñas de las manos y el labio y a punto de darte un infarto, un
compañero llama a la maestra, el compañero que está a tu lado así que te toca
soportar el trasero de la profesora.
La maestra
para el examen en un momento y dice que la última pregunta que no la hagamos
que ya reajusta la puntuación y cuando me da por mirarla me siento lleno de
alegría al ver que es la del párrafo.
En fin, toca
el timbre y acaba el examen, se lo entregas a la profesora y piensas que todo
ha acabado pero llega el típico arruina momentos y te dice que si has repasado
para los otros cinco exámenes que tú no te habías acordado.
¡Hasta la
próxima!
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